Día 1- Te adoro con devoción Dios escondido


Maribel Sansano


Un Dios escondido

- Jesús se oculta para que le descubran nuestra fe y nuestro amor.
- La Sagrada Eucaristía nos transforma.
- Cristo se nos entrega a cada uno, personalmente.


ORACION INICIAL
¡Oh dulcísimo Jesús Sacramentado! Cuando te recibo en mi corazón siento que mi fe me aumenta, mi esperanza se fortalece y mi vida se alarga, porque, recibiendo tu Sacratísimo cuerpo, vivo contigo y Tú vives conmigo, y el que vive unido a Ti no morirá, porque eres camino, verdad y vida eterna.

 Tú eres la vid; yo, el sarmiento, que no puede dar fruto si no permanece unido a Ti.

 Tú eres el pan que bajó del cielo, no como el maná que en el desierto comieron nuestros padres y murieron. El que coma este Pan vivirá eternamente.

 ¡Oh alma mía, recibe ese Pan celestial, que es vida, esperanza y caridad! Haz, Jesús mío, que contigo viva, sufra y padezca en este mundo con tal de recibirte en mi corazón, porque la Comunión es mi vida. Amén.


Te adoro con devoción, Dios escondido

Verdaderamente Tú eres un Dios oculto, había proclamado ya el Profeta Isaías. El Creador del Universo ha dejado las huellas de su obra; parecía como si Él quisiera quedarse en un segundo plano. Pero llegó un momento en la historia de la humanidad en que Dios decidió revelarnos su ser más íntimo. Es más, quiso en su bondad habitar entre nosotros, plantar su tienda en medio de los hombres, y se encarnó en el seno purísimo de María. Vino a la tierra y permaneció oculto para la mayoría de las gentes, que estaban preocupadas de otras cosas.

Le conocieron algunos que poseían un corazón sencillo y una mirada vigilante para lo divino: María, José, los pastores, los Magos, Ana, Simeón... Este anciano había esperado toda su vida la llegada del Mesías anunciado, y pudo exclamar ante Jesús Niño: Ahora, Señor, puedes sacar en paz de este mundo a tu siervo según tu palabra: porque mis ojos han visto a tu Salvador.

¡Si nosotros pudiéramos decir lo mismo al acercarnos al Sagrario! Y después, en la vida pública, a pesar de los milagros en que Jesús manifestaba su poder divino, muchos no supieron descubrirlo. En otras ocasiones es el mismo Señor el que se esconde y manda a quienes Él mismo que no le descubran ha curado. En Getsemaní y en la Pasión parecía oculta completamente la divinidad a los ojos de los hombres. En la Cruz, la Virgen sabía con certeza que Aquel que moría era Jesús, Dios hecho hombre. Y a los ojos de muchos moría como un malhechor.

En la Sagrada Eucaristía, bajo las apariencias de pan y de vino, Jesús se vuelve a ocultar para que le descubran nuestra fe y nuestro amor. A Él le decimos en nuestra oración: "Señor, que nos haces participar del milagro de la Eucaristía: te pedimos que no te escondas", que esté siempre claro tu rostro a nuestros ojos; "que vivas con nosotros", porque sin Ti nuestra vida no tiene sentido; "que te veamos", con los ojos purificados en el sacramento de la Penitencia; "que te toquemos", como aquella mujer que se atrevió a tocar la orla de tu vestido y quedó curada; "que te sintamos", sin querer nunca acostumbrarnos al milagro; "que queramos estar siempre junto a Ti", que es el único lugar en el que hemos sido felices plenamente; "que seas el Rey de nuestras vidas y de nuestros trabajos", porque te lo hemos dado todo


UN SANTO EUCARISTICO
San Pedro Eymard



  • "La Eucaristía es la prueba suprema del amor de Jesús. Después de esto no existe nada, más que el Cielo mismo".
  • "Querido Jesús, aquí está mi vida. Heme dispuesto a comer piedras y a morir abandonado, con tal de poder erigirte un trono y darte una familia de amigos, una nación de adoradores".
  • "Sepan, oh Cristianos, que la Misa es el acto de religión más sagrado. No pueden hacer otra cosa para glorificar más a Dios, ni para mayor provecho de su alma, que asistir a Misa devotamente, y tan a menudo como sea posible".
  • "Jesús ha preparado no sólo una Hostia, sino una para cada día de nuestra vida. Las Hostias para nosotros ya están listas. No nos perdamos ni una sola de ellas".
  • "La mejor preparación para la Sagrada Comunión, es la que se hace con María"


PROPOSITO:
Procuraré conocer un poco más sobre Jesús sacramentado.


ORACION FINAL

¡Oh dulcísimo Jesús, que habéis venido al mundo para dar a todas las almas la vida de la gracia, y, para conservar y aumentar en ellas esta vida, habéis querido ser el manjar de cada día y el remedio cotidiano de su cotidiana debilidad!

Humildemente os suplicamos, por vuestro Corazón abrasado en amor nuestro, que derraméis sobre todas las almas vuestro divino Espíritu; haced que vuelvan a Vos y recobren la vida de la gracia aquellas que estén en pecado mortal, y que las almas dichosas que por vuestra bondad viven de esta vida divina se acerquen devotamente cada día, siempre que puedan, a vuestra sagrada Mesa, a fin de que por medio de la Comunión diaria reciban cada día el antídoto de sus pecados veniales cotidianos, y, alimentando en ellas cada día la vida de la gracia y hermoseándolas con ella, lleguen por fin a poseer con Vos la vida bienaventurada.
Amén.